Manantial del Ojo

En el extremo oeste del parque se sitúa uno de los grandes atractivos de Albeta. Se trata de un manantial de aguas sulfatadas – sódico-magnésicas–, conocido como la «Fuente del Ojo».

El hallazgo de varias monedas romanas (ases) en su interior, en el entorno de la salida de la gruta, hace intuir que los romanos ya conocían sus propiedades curativas.

Las fuentes medicinales eran consideradas por los romanos como sitios sagrados y las colocaban bajo la protección de algún dios. En este caso apenas se efectuaron modidicaciones en su entorno permaneciendo con su aspecto natural.
La fundación de esta localidad posiblemente se deba seguramente a la existencia de este manantial.

Fuente: Ayuntamiento de Albeta

Este manantial sulfuroso de aguas con propiedades medicinales es desde tiempos de la dominación romana un punto sagrado para los habitantes de esta zona.
Se cree que la fundación de la población de Albeta se debe precisamente al poder curativo de las aguas de esta fuente, que aglutinó a los primeros habitantes romanos que se asentaron aquí. Por las monedas romanas encontradas en este manantial, sabemos que este fue un lugar de encuentro y de vital importancia para los ciudadanos romanos ya que esta surgencia de agua era considerada como un «ninfeo» es decir, un lugar para lanzar monedas al agua y pedir favores a las ninfas (seres elementales de agua) que habitaban supuestamente en esta fuente.
Junto a este manantial, también apreciaremos un tosco pilar desprovisto de imagen sacra, una imagen que sería muy posterior a la era romana más bien diría yo de época cristiana y cercana a nuestros tiempos, una imagen que pretendería sacralizar un culto pagano, dada la afluencia de gente a esta fuente para sanar dolencias o tenerla como pozo de los deseos, tradición esta última que nos vendría de la cultura y dominación romana.
Muy cerquita de aquí se encontrarían los restos de las termas romanas de «La gomorra»; esto nos da la clara lectura de la importancia de este enclave, para los pobladores romanos asentados en esta zona de la provincia de Zaragoza.
También en las cercanías de la fuente se encuentra la iglesia parroquial de Santiago apóstol, donde según las crónicas de la época, acudían muchos endemoniados, locos o embrujados a sanarse o quitarse el maligno, ayudados por la ingesta del beneficioso líquido elemento o baño de la cabeza en las aguas de la fuente del ojo de Albeta, todo ello acompañado por el poder milagroso de la imagen de la Virgen del Rosario ubicada dentro del edificio parroquial que según parece era muy efectiva ante semejantes males.