La fiesta de la enramada de laurel de Fréscano, como otras fiestas florales que se celebran en época primaveral son huellas del legado ancestral que nos dejaron los distintos pueblos que se asentaron en Europa desde la antigüedad y que sufrieron un proceso de conversión al cristianismo, ligando estas celebraciones con los misterios y personajes de su historia sagrada.
Así este tipo de celebraciones son universales en todo el arco mediterráneo, teniendo como elemento central la vegetación y a menudo la mujer, siendo el árbol símbolo de tradición, de hermanamiento entre vecinos y de culto a la tierra y a la fertilidad.
La tradición medieval que se mantiene en Fréscano, data del siglo XV. Los mozos del pueblo, habitualmente los “quintos”, de manera cooperativa, engalanan su calles con ramas y arcos de laurel en la madrugada.
Así reciben el Domingo de Resurrección, la imagen de Nuestra Señora de Huerta, popularmente llamada la Virgen de los caramelos puesto que se cuelgan tiras de caramelos a su alrededor.
La imagen de la Virgen, es trasladada desde su ermita hasta la iglesia parroquial donde permanece durante una semana hasta retornar de nuevo a su ubicación habitual.
El mural ubicado en la plaza de la iglesia lleva la firma de Hugo Casanova.