Ambel

Las Santas Reliquias son veneradas y festejadas en Ambel el día 29 de agosto de cada año, y en su honor es el dance que se representa.

Aunque es conocido “de toda la vida” no hay hasta el momento certeza documental de su existencia o evolución en los siglos anteriores al XX. Se sabe que estuvo muchos años perdido, pero no olvidado por los más ancianos de la localidad. A principios de los años cuarenta, y durante unos cuantos más, fue recuperado por Francisco Górriz. Tras unos años de inactividad lo volvió a poner en marcha el “Tío Ponciano” hasta finales de los cincuenta.

La etapa en la que ahora nos encontramos comienza en 1966 de la mano de José María Montorio, siendo continuada por otras personas. En la actualidad se van alternando representaciones completas unos años, limitándose otras solamente a los bailes o mudanzas en la procesión y en la plaza, según la disponibilidad de personas en cada año.

El dance de Ambel sigue las pautas de los dances de la comarca, si bien aquí no se conoce, o no se representa, el “dance de Moros y Cristianos” ni el “Rechazo en contra de las mujeres”, aunque su estructura es perfectamente consecuente con el resto de dances, posiblemente debido a la buena recuperación realizada por el mencionado Francisco Górriz. Poco habitual es que un dance cuente con tres diferentes bailes en su pasacalles; uno de ellos (parece ser que motivado por lo angosto de la Calle Moros por donde transita), realizado con el único acompañamiento de castañuelas (“pulgaretas”), es el denominado La Murga.

Como en el resto, los cuadros de baile se componen de ocho paloteadores, pudiéndose añadir otros cuadros, siempre múltiplos de ocho. En Ambel ha habido años en los que se han juntado tres cuadros de diferentes edades realizando las mudanzas al unísono. La huella de sus gentes La evolución vivida en lo relativo al vestuario de los paloteadores ha terminado por recuperar las clásicas enagüillas, sayas o faldas, que con todos estos nombres es conocida la prenda. Son más coloristas que otras de la zona y, junto con el pañuelo sobre los hombros de las chicas y las fajas en la cintura que poran los chicos, ofrecen un vistoso conjunto.

El Mayoral y el Rabadán visten como los paloteadores, a excepción del palo coronado en su parte superior por un ramo de flores y un conjunto de cintas que les sirve como distintivo. Todos ellos portan rosetones de cascabeles en las piernas. El día 29 de septiembre los danzantes comienzan por recoger a las autoridades locales para acompañarles hasta la iglesia. Es costumbre que los danzantes entren en la misma una vez comenzada la celebración, y tienen asignada la misión de acompañar, a modo de escolta, al predicador hasta el púlpito. Finalizada la misa, la imagen de las Santas Reliquias es sacada en procesión. El transporte de la peana es confiado a cuatro de los niños que han recibido ese año el sacramento de la comunión, a los que ayudan alguno de sus familiares. A la salida de la iglesia es interpretada la mudanza conocida como “El Rodillé” y también se palotea la “Marcha Real” o “Himno Nacional”. En el transcurso de la procesión se interpretan los ya mencionados tres pasacalles, y siempre se cuadra para hacer la entrada en la plaza con el pasacalles denominado “Paloteo”. El orden más habitual en la representación es como sigue:

  1. Baile de las mudanzas, conocidas como: “Mariana”, “Cortico”, “Molino”, “Corderito”, “Trenzado de cintas sencillo” y “Trenzado Compuesto”.
  2. Introducción al dance, realizada por un danzante.
  3. Diálogo del Diablo, el Ángel y el Danzante.
  4. Diálogo del Mayoral y el Rabadán.
  5. Diálogo del Mayoral y el “Cipotegato”.
  6. Poesías (Dichos o Alabanzas).
  7. Picadillos (“Motadas”). Del Mayoral y el Rabadán a cada uno de los danzantes.
  8. Despedida del Mayoral y el Rabadán.
  9. Siempre se finaliza con la conocida como “Jota”.

La tradición de la llega es conservada también en esta localidad, pero siempre ha tenido ciertas peculiaridades respecto a otras. El prior y los mayordomos recibían la cuota o donativo de los vecinos para la cofradía, y a los danzantes se les daba otro. El acto se realizaba colocándose la familia que aportaba el donativo formando un círculo alrededor del cual los danzantes bailaban una mudanza específica para la llega. A partir de 1986 nuevamente los danzantes están saliendo a realizarla, y el dinero recaudado se dedica para una cena o algún pequeño viaje.

Otra costumbre, en tiempos existente en la práctica totalidad de los pueblos de la comarca, y ahora sólo mantenida en Maleján, es la “plantada del mayo”. En Ambel se mantuvo hasta finales de la década de los cincuenta y contaba con un protagonismo especial por parte de los danzantes, dado que eran ellos, ayudados por el resto de jóvenes de la localidad, los encargados de cortar y colocar los mayos (llegaron a colocarse hasta tres en un mismo año en diferentes plazas). El mayo era vendido en pública subasta por los danzantes, y cuando se quitaba, generalmente el 8 de septiembre, con el dinero obtenido los músicos y danzantes organizaban una merienda.

Fuente: Castán García, C. (2004). El dance en la comarca del Campo de Borja.  Comarca del Campo de Borja. Territorio 10, Colección.