El Parque natural del Moncayo y, en concreto, el pico de San Miguel con 2.315 m es el techo del Sistema Ibérico. Dominante sobre las estepas del Valle del Ebro y los páramos de Castilla, aragonés y castellano a un tiempo, este Parque Natural nos muestra dos caras muy diferenciadas.
La vertiente norte, más fría y húmeda, en la que pasear por sus caminos es asombrarse ante pisos de vegetación tan diversos como robledales, hayedos y pinares, hasta alcanzar las cumbres. Desde éstas contemplaremos una espectacular panorámica, que en días claros alcanza los Pirineos o los sistemas Ibérico y Central.
La cara sur “oculta”, es la menos conocida a pesar del encanto mediterráneo de sus muelas calcáreas, cuevas, peñas y barrancos. Su variada biodiversidad ha permitido que prospere una fauna igualmente rica, destacando el grupo de aves, con más de 100 especies observadas y catalogadas.
A su condición de gigante Ibérico hay que sumar un somontano drenado por los ríos Queiles y Huecha en la vertiente norte y eI Isuela en la cara sur, donde coexisten humedales y estepas, vegas y secanos, barrancos, mesas, cerros y terrazas, configurando un amplio muestrario de formas de relieve que avanza hacia el Ebro.
Fauna, flora, rocas, agua…, paisajes en definitiva, en los que el ser humano ha ido dejando su huella en perfecta armonía con el territorio, aprovechando todos los recursos: bosques, pastos…
Fuente
Red Natural de Aragón