BORJA

Su fundación es anterior a nuestra era remontándose sus orígenes al VII a.C. a partir de esta época se han hallado varios yacimientos de asentamientos humanos de distintas épocas. Los celtíberos la denominaron Bursau, los romanos Borsao y los árabes Burya. Fué con estos últimos cuando la ciudad vivió un momento de esplendor en el que convivieron de manera pacifica musulmanes, cristianos y judíos.

Tras la reconquista adquiere una posición estratégica al quedar entre los reinos de Navarra, Castilla y Aragón, manteniendo, por tanto, su función defensiva, primero en manos de varios señores laicos hasta pasar definitivamente a formar parte de las posesiones de la Corona de Aragón.

En el siglo XV Alfonso V le otorga el título de ciudad que aún mantiene. Durante los siglos XV y XVI adquiere gran importancia comercial y prosperidad económica, lo cual se plasma en el gran número de edificios que de estas fechas han llegado hasta nuestros días.

Los siglos XVII y XVIII vive una cierta recesión económica que se verá aliviada por la llegada de la línea ferroviaria en el siglo XIX. Actualmente ostenta la capitalidad comarcal ya que tradicionalmente ha actuado como núcleo aglutinador de este territorio.

La ciudad de Borja tiene categoría de conjunto histórico-artístico por el número y calidad de edificios civiles conservados, su caserío se agrupa en torno a la mole del antiguo castillo y del Cinto o Judería , conservando un extraordinario conjunto de edificios característicos de la arquitectura civil aragonesa de los siglos XVI y XVII, como la Casa de Aguilar, la Casa de los Ángulo, la Casa de las Conchas, declarada Bien de Interés Cultural, la Casa de la Estanca y la Casa Consistorial que responde a la tradición edilicia renacentista.

De sus numerosos templos destaca la antigua colegiata de Santa María cuya factura discurre por distintos estilos arquitectónicos destacando su torre mudéjar, en su interior se venera a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Peana, y en la que se puede admirar una magnífica colección de pintura gótica (actualmente en el museo diocesano) entre otras muchas obras de arte.

Son también interesantes las iglesias de San Miguel adosada al convento de Santa Clara de comienzos del Siglo XIII , la Concepción del siglo XVII declarado Bien de Interés Cultural, Santo Domingo, también del siglo XVII esta reconvertido actualmente en auditorio municipal, y la parroquia de San Bartolomé que sólo conserva de la fábrica original la monumental fachada barroca de ladrillo.

A cinco kilómetros se encuentra el Santuario de la Misericordia, del siglo XVI, en cuyas proximidades está la cueva de Moncín cuyas pinturas rupestres han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad.